Señoras
y señores, paisanos y amigos de Isla Cristina, muy buenas noches.
Quiero
empezar mi turno de palabra agradeciendo la presencia de todos vosotros aquí,
puesto que como están las cosas, sabemos del verdadero esfuerzo por
acompañarnos. Especialmente a los socios y a las autoridades presentes. Muchísimas
gracias.
Como
no, agradecer profundamente a la Asociación Amigos de Isla Cristina en Madrid,
hoy de manera formal, aunque ya lo hicimos de manera privada y en nuestro
entrañable periódico LA HIGUERITA, el haber pensado en nosotros, la Asociación
Cultural "El Laúd" para protagonizar el día de hoy con uno de los
galardones más longevos de los que se entregan en nuestra ciudad, el
"Isleño del Año". No es lo más normal que se entregue a un colectivo,
y desde que comenzaron a otorgarse en 1977 únicamente nos han precedido la
Asamblea Local de ARO, Radio Isla Cristina, la Asociación de Amigos de Isla
Cristina en Barcelona y la Hermandad del Rocío.
Son
gracias que personifico especialmente, y disculpadme los demás, en su
Presidenta, Begoña Bilbao, y en el amigo Rafa Delgado.
Debemos
confesar públicamente que a los miembros de "El Laúd" nos produjo el
nombramiento un doble sentimiento: en primer lugar la sorpresa inicial, por
aquello de que nadie es profeta en su tierra, y nosotros, una asociación
pequeña, de pocos miembros, menos aún; pero, sin duda, pronto se mutó este
sentimiento en el natural de alegría porque, siendo francos, a nadie le amarga
un dulce. Quizás sea reflejo de lo que en su columna del pasado viernes en LA
HIGUERITA expresa Augusto Thassio y sea verdad que algo está cambiando en Isla
Cristina en favor de la cultura. Me gustaría pensar que es así.
En
la Asociación "El Laúd" tenemos como fin principal el estudio y la
divulgación de la historia de Isla Cristina y su ámbito de influencia, así como
también hemos enarbolado desde hace ya bastantes años la bandera de la defensa
del patrimonio local, algo que nos ha dado muchos disgustos porque, pese a
todo, vemos como van desapareciendo nuestras señas de identidad, ante la
pasividad de muchos. Espero que quede claro, y que así lo recojan los medios
presentes, sin ningún tipo de manipulación, porque esto es, ni más ni menos, la
Asociación "El Laúd", y quien quiera ver fantasmas donde no los hay,
que se lo haga mirar.
Con
el esfuerzo que conlleva, y muchos de los aquí presentes pertenecéis a
diferentes movimientos asociativos y sabéis de qué os hablo, organizamos las
jornadas de historia, editamos el boletín, publicamos libros, colocamos los ya
clásicos azulejos, en fin, que intentamos dar a conocer Isla Cristina y su
riqueza histórica donde haga falta.
Tenemos
un riquísimo pasado que se remonta, hasta donde podemos conocer hoy, al siglo
III-IV después de Cristo, unas crónicas que hablan de asentamientos en viejas
alquerías musulmanas, tierras se señorío, un pozo presente en la encrucijada de
caminos desde el siglo XVII, torres almenaras para defendernos de ataques
berberiscos, y el famoso terremoto-maremoto de Lisboa de 1755 que dio paso a la
isla que conocemos hoy. No podemos, pues volver a repetir que este es un pueblo
joven y sin historia. y en el amigo
Rafael. de la recuperacion qui ay en las
jornadas, etc.,el motor de la Asociacion, anque
Estamos
obligados a desterrar el mito, y, por favor, quédenselo dentro y difúndanlo
cada vez que tengan ocasión, de que Isla Cristina es un pueblo marinero. No, no
es así. Isla Cristina es un pueblo de empresarios, de fomentadores del salazón,
y todo lo demás ha sido siempre secundario. Ahí tenemos las pilas de la
factoría romana de “La Viña” y eso es lo que trajo a catalanes y levantinos en
el XVIII hasta nosotros. Ese es el motor de Isla Cristina, auxiliado luego por
la pesca, el turismo, o lo que haga falta. Siempre hemos sido un pueblo
emprendedor, recuperemos ese carácter que hizo hasta fechas recientes que
nuestra historia, en menos de 250 años,
alcanzase cotas mayores que todos los pueblos circunvecinos.gelo os, el famoso terremoto-maremoto de
Lisboa de 1755______________________
Entre
todos, los isleños que aún permanecemos sobre su suelo y los que os encontráis
en la diáspora, deberíamos, como dice el viejo himno compuesto por nuestro
convecino Blas Infante “volver a ser lo que fuimos” y devolver algo que ha
desaparecido de nuestro pueblo, en palabras de propios y visitantes, la
ilusión,nuestro pueblo, en palabras de
propios y visitantes, la ilusion,los que os encontrais en la d. y la Hermandad del Rocio,. socai la
alegría, y mirándonos en el espejo de la historia estoy convencido de que esto
es posible.
Vuelvo
para finalizar a mis palabras del principio para hacer una mención a los
socios, aquellos que estáis aquí presente y los que no han podido venir por
distintas circunstancias: vosotros sois el motor de la Asociación, puede ser
que a veces no lo notéis, pero el que estéis ahí, preguntando cuando hacemos
una actividad, qué programa hay en las jornadas, etc., nos insufla un aliento
vivificante que nos anima siempre a seguir. Y, además, sois el sostén
económico, porque de todos es sabido que no recibimos subvención ninguna.
Gracias por querer a Isla Cristina.
Y
termino con unas palabras también para mi antecesor en el cargo y que se
encuentra hoy aquí a mi lado, mi amigo Vicente López Márquez, un pilar fundamental
de la Asociación y de la recuperación de la historia de nuestra ciudad. Gracias
también a ti y buenas noches a todos.
Agustin P. Figuereo