lunes, 28 de abril de 2008

Pedro Doménech Grao: el caso de un indiano natural de Isla Cristina



Aunque en nuestra comarca no fueron pocos los casos de jóvenes emprendedores que durante los siglos XVIII y XIX dejaron su tierra para hacer fortuna en América, lo cierto es que hasta ahora sólo ha despuntado el caso del ayamontino Manuel Rivero González, que tras su regreso del Nuevo Mundo invirtió sus ganancias en Ayamonte y Cádiz, alcanzando el estatus socioeconómico perseguido. A estos acaudalados comerciantes que volvían victoriosos a su tierra les llamaban “indianos” o “americanos”.
Las investigaciones de Jou Andreu sobre los “americanos” de Sitges y las que ha llevado a cabo en torno a las relaciones entre su ciudad e Isla Cristina[1] nos puso sobre la pista de un indiano isleño con una trayectoria vital que no le va a la zaga del ayamontino, con la diferencia crucial de que aquél se restableció en Cataluña.
Se trata de Pedro Doménech Grao, nacido en Isla Cristina en 1835, fruto del matrimonio entre Pedro Doménech Rodes y Gertrudis Grao Botello.

En torno a sus padres y su nacimiento en Isla Cristina

El padre de nuestro del personaje que tratamos era catalán, pues así se recoge en el padrón general de Isla Cristina (antes La Higuerita) correspondiente al año 1824[2], donde figura domiciliado en la calle San Juan, nº 1, con 22 años de edad, soltero, de Sitges, traficante [de salazones] con dos meses y medio de residencia. Es decir, había llegado a nuestra población para llevar a cabo su actividad durante la temporada pesquera en curso, aunque existen referencias de que ya había participado con anterioridad. Por la parte materna, nuestro ilustre indiano nacería de Gertrudis Grao Botello, isleña, que según consta en el citado padrón, contaba 21 años en esas fechas, y era hija de Pedro Grao, natural de Reus (Tarragona), pero establecido en Isla Cristina desde los ocho años de edad y de Rosa Botello, quien aunque había nacido en Castro Marim (Portugal)[3], fue criada en Isla Cristina, puesto que llegó con solo un año de edad.
En el padrón general cerrado a 3 de marzo de 1838 nos encontramos a Pedro Doménech y a Gertrudis Grao, los padres de nuestro desconocido indiano se hallaban empadronados en la calle San Francisco, donde habitaban un total de 5 vecinos. En noviembre del mismo año, en el mismo domicilio ya se encuentran residiendo 6 personas. Dos años más tarde, en 1840, a los habitantes registrados en la vivienda se suma uno más y al año siguiente, es decir, en 1841, ya son 8 los domiciliados. No podemos asegurar que este incremento de vecinos en el domicilio familiar se debiera en todos los casos al nacimiento de un nuevo vástago, pero tampoco hay que descartar esa posibilidad ni la visita temporal de algún familiar por motivos de negocios. Lo cierto es que en 1847, el matrimonio Pedro Doménech y Gertrudis Grao habitan en La Ribera (actual Avda. Padre Mirabent), en el número 8, junto a sus hijos Hipólito y Bartolomé y en el mismo estado continua la unidad familiar al menos hasta el año 1854 en que tenemos constancia documental gracias a los padrones. Ciertamente, al menos desde diciembre de 1846, Pedro Doménech Grao se encontraba con su abuelo paterno en Sitges con la intención de partir para América, como veremos a continuación.

A la búsqueda de fortuna en América

Encontrándose el niño, preadolescente ya, Pedro Doménech Grao en Sitges, en la casa de su abuelo, éste le expidió licencia que embarcar con destino a Puerto Príncipe, en Haití, según se desprende del documento conservado[4]:

Sépase: Que D. Pedro Doménech, del Cº, vecino de la villa de Sitges, Provª de Barcelona, constituido ante mí, el ifro. Escribano y testigo digo: Que por cuanto su nieto Pedro Doménech Grau[5], natural de Isla Cristina y vecino de esta propia villa, libre y soltero le ha manifestado deseaba de próximo embarcarse para pasar a Puerto Príncipe en América para establecerse en la tienda de comercio de D. Juan Puig y Amell de aquella vecindad, al efecto de que puede emprender el viaje que en breve ha de verificar para dho. punto, conociendo será de su utilidad y provecho y siendo ésta la voluntad de su padre, ausente en Isla Cristina, de su libre y espontánea voluntad consciente y presta su beneplácito y licencia al mencionado su nieto Pedro Doménech y Grau para que pueda emprender el citado viaje y libre licencia pasar a dha. Ciudad de Puerto Príncipe al fin indicado.
En la Villa de Sitges, a los veintiún días del mes de Diciembre de mil ochocientos cuarenta y seis.

[Lo firman] Pedro Doménech

Manuel Torrentes y de Papiol. Notario.


Según la documentación que veremos más adelante, el niño, el jovenzuelo, cuya pretensión era partir para América contaba solo once años de edad, pues había nacido en 1835, lo que entra en contradicción con lo que indican otros investigadores al decir que Pedro Doménech había cumplido los catorce años, adelantando su nacimiento al año 1831. También es posible que no alcanzara su objetivo hasta alcanzar la edad de aprendiz.
Lo cierto es que el isleño logró establecerse en Cuba, donde, tras un periodo de tres décadas, había sumado una considerable fortuna y decidía que era hora de regresar.

Matrimonio por poderes y regreso a España

En el año 1875, aún en Cuba, el indiano, el isleño, contrae matrimonio por poderes con su sobrina, la isleña María Vilanova Doménech, bajo dispensa papal como veremos a continuación[6]:

En la ciudad de Roma a treinta de Setiembre de mil ochocientos setenta y cinco previa dispensa Apostólica de los impedimentos del primero conseguido grado de consanguinidad y de cognación espiritual y repensada la proclama por […] autorizó el matrimonio que celebraron […] por palabras de presente conforme lo ordena por nuestra Santa Madre la Iglesia por una parta D. Pedro Doménech, del comercio, de cuarenta años cumplidos[7], natural de Isla Cristina, hijo de los consortes D. Pedro, difunto, y de Dª Gertrudis Grao, viviente naturales él de Sitges y ella de Isla Cristina vecina, y de la otra parte Dª María Vilanova y Doménech, ambos solteros, natural de Sitges,, hija de los consortes vivientes D. Cristóbal y Dª Marìa, naturales él de Sitges y ella de Isla Cristina y de esta parroquia todos, de edad de veinte y tres años representada en virtud de poder por Dª Victoria Graneti […] el día once de octubre del propio año [1875] como toda consta de documentos auténticos firmados por su Eminencia el Cardenal Patrizi […]. De todo lo cual doy fe y lo firmo Pablo Pozo Pbro. Regente.

Los indianos se caracterizaban por su espíritu emprendedor, juventud, escasez de medios económicos y falta de formación académica o profesional y la ilusión de regresar con una gran fortuna que además de tenerla había que mostrarla. El perfil se ajusta al de este indiano natural de Isla Cristina, salvo en el “transfuguismo” que le condujo a restablecerse en las proximidades de Barcelona tras su regreso a España.
Poco antes de contraer matrimonio, con el proyecto de su retorno, Pedro Doménech había adquirido una finca para establecer su residencia, la Plana Novella, sita en el municipio de Olivella (Barcelona) a unos diez kilómetros de Sitges. Por motivos que no vienen al caso, la finca fue dedicada al cultivo de viñedos, convirtiéndola en una colonia agrícola cuya extensión sobrepasaba las 350 hectàreas (aproximadamente como toda la actual urbanización de Islantilla). El isleño encomendó la construcción en la citada finca de una mansión, el Palacio Novella, a prestigiosos arquitectos de la época. El palacio se construyó con un estilo pretencioso, propio de un megalómano. Las obras comenzaron en 1887 y finalizaron en 1890 cuando fue bendecido por el obispo de Barcelona[8].
Pero el isleño Pedro Doménech Grao, que debió ser algo ególatra, gustaba de las buenas relaciones sociales, de ofrecer lujosos bailes de salón y del fomento de encuentros culturales en su residencia palaciega.
En 1880, Pedro Doménech ya había sufragado los gastos de la construcción de un puente sobre una ribera en Sitges[9], una obras necesaria que probablemente le aportaría cuantiosos dividendos sociales y respeto entre sus convecinos.

Doménech Grao entre la élite de los deportes náuticos

Uno de los capítulos más destacados dentro de la trayectoria vital de Pedro Doménech fue su decisiva intervención en la fundación del que hoy es, tras diversas fusiones y escisiones, el Real Club Náutico de Barcelona como vamos a tratar de resumir a continuación[10].
En 1879 se produjo la fundación del Club Catalán de Regatas, que llegaría a contar entre sus socios con Pedro Doménech. En mayo de 1887 los afiliados del Club Catalán de Regatas decidieron sustituir esta denominación por el de Club Náutico, al mismo tiempo nombraban “presidente del mismo a don Pedro Doménech, un “americano”, como se llamaba entonces a los que habían hecho fortuna en América. El señor Doménech trabajó mucho por el progreso del club e hizo importantes donaciones para la mejora de sus instalaciones y del material deportivo[11]”. El encargo de una balandra, a la que puso por nombre María, (así se llamaba su esposa), le aportó muchos trofeos en sucesivas competiciones, no en vano, la tradición de navegante le venía de familia, puesto que su padre era propietario de laúdes y otras embarcaciones de mercancías y de pesca. “Pedro Doménech impulsó la construcción de nuevas canoas de doce remos y él mismo adquirió la Churruca /.../ y en méritos al espíritu deportivo que venía demostrando, el 15 de marzo de 1888 le fue concedido el título de Real, asimilándose así al Real Club de Regatas” de Barcelona que, aunque se había fundado poco después, había logrado el mes anterior el título de Real. En enero de 1889, la junta directiva del Real Club Náutico era presidida por el isleño Pedro Doménech Grao, y en la junta celebrada en enero de 1891 todavía se confirmaba al mismo Doménech como Presidente[12], tras una trayectoria de cuatro años.
El Real Club Náutico comenzó a decaer en 1893, probablemente debido a la crisis que acuciaba a su Presidente y alma mater, por lo que una parte de la entidad decidió cambiar de nombre nuevamente por el de Real Yacht Club. En las competiciones celebradas en 1894, le yate María, que había sido del señor Doménech, participaba con el nombre de Lilí, tras sree rebautizado por su nuevo propietario[13].
Con el paso de los años, a principios de 1902 las dos emblemáticas asociaciones: el Real Club de Regatas y el Real Yacht Club decidieron fusionarse en uno solo, bajo la denominación de Real Club de Barcelona. Así fueron sucediéndose sus actividades y acontecimientos hasta que a primeros de 1909 un grupo separatista se escindió de la entidad, dando lugar al actual Real Club Marítimo de Barcelona. Los que permanecieron en el Real Club de Barcelona pasarían a reutilizar el denominativo de Real Club Náutico, hasta la actualidad.
En todo lo anterior se ratifica el actual Real Club Náutico de Barcelona, al menos en la edición de un libro que suscribe sobre su historia[14]. No obstante, tras reconocer que esta entidad desciende del antiguo Club Catalán de Regatas (1879) y del Club de Regatas de Barcelona (1881)[15] y de considerar a Pedro Doménech presidente de la entidad que primeramente ostentó el nombre de Club Náutico[16], cuando llega el turno de citar a los presidentes de la actual sociedad, se remonta al año 1881, dejando atrás el nombre de Doménech en un gesto ciertamente de descortesía impropio de una entidad tan prestigiosa como elitista, puesto que además sólo es citado una vez en el referido libro.

De cielo al suelo

Pero a Doménech le fueron muy mal las cosas en España, tras la propagación de la plaga de filoxera en 1893, las tierras dejaron de producir, sus inversiones en bolsa generaron pérdidas y la mala administración general llevó a la familia a una ruina sin retorno. En 1896 la finca y el palacio fueron embargados. Pedro Doménech Grao, aún joven pues contaba poco más de 60 años, moría en Barcelona dos años después, en 1898.
La esposa de Doménech, la isleña María Vilanova Doménech, tras la ruina, pudo subsistir gracias a la caridad, falleciendo ya octogenaria en una casa de acogida de Vilanova y la Geltrú (localidad próxima a Sitges).
Mientras tanto, el hijo de ambos, Cristóbal Doménech Vilanova, el único descendiente del que tenemos noticias, se convertía en escritor adoptando el nombre de Cristòfor de Doménech.

El Palacio de los Doménech, hoy

El palacio Novella, la casa de la familia Doménech-Vilanova, fue convertido a finales del siglo XX en el actual Monasterio Tashi Ling de confesión budista. Esta comunidad religiosa ha conservado el edificio, fomentando su restauración para los nuevos usos. El palacio puede ser visitado por el público en los días y horarios establecidos.
Vicente López Márquez

[1] JOU ANDEU, David; Catalanes en Isla Cristina; Ed. Rafael López Ortega, Isla Cristina, 1995. También en “Nuevos datos sobre las relaciones entre Sitges y la Isla Cristina" en ELD n° 6, Isla Cristina, enero de 2005.
[2] AMIC, Leg. 365.
[3] Hay que considerar que los nacidos en la zona playera de Montegordo, donde realmente se desarrollaba la actividad pesquera y comercial, podrían ser registrados en la cabecera del concejo, que en este caso podrían haber inscrito a la niña en Castro Marim.
[4] Archivo Histórico de Sitges. Torrents y de Papiol, 1846, folio 219. Nos facilita la trascripción del documento don David Jou Andreu.
[5] La versión del apellido Grao aparece siempre con esta grafía en los documentos hallados en Isla Cristina, mientras que la bibliografía y documentación que procede de Cataluña prefiere el empleo de la forma Grau en la mayoría de los casos.
[6] Archivo Parroquial de Sitges, Desposorios, 1859-1876, folios 291-292). Nos facilita la transcripción del documento don David Jou Andreu.
[7] Es decir, admite tener cuarenta años en 1875, lo que indica salvo error u omisión, haber nacido en 1835.
[8] BASSEGODA, Joan y ALCALÀ, Silvia; “El Palau Novella. Projecte de restauració del safareig històric” [ El Palacio Novella. Proyecto de restauración del lavadero histórico] en IV Trobada d’Estudiosos del Garraf; Diputación de Barcelona; Barcelona, 2003. En versión catalana, la traducción es de Vicente López Márquez.
[9] ROIG, Emerencià; Sitges dels nostres avis [Sitges de nuestros abuelos]; Grup d’Estudis Sitgetans, Sitges, 1994. Versión en catalán.
[10] MARTÍNEZ-HIDALGO, José María; Los deportes náuticos en Cataluña 1821-1936; Barcelona, 1978.
[11] Op. Cit., pág. 47.
[12] Op. Cit. Pág. 55.
[13] Op. Cit. Pág. 58.
[14] PLA BOSCH, Juan; Real Club Náutico de Barcelona 1873-1997- 125 años de historia; Barcelona, 1997. Este autor se nutre de la investigación citada de MARTÍNEZ–HIDALGO hasta el año 1936.
[15] Op. Cit. Pág. 10.
[16] Op. Cit. Pág. 11.

1 comentario:

Paco C. dijo...

Muy interesante esta reseña biográfica. El perfil de Doménech Grao encaja en la emigración de catalanes a América en la primera mitad del XIX, basada en las redes sociales establecidas entre familiares y vecinos a ambas orillas del Atlántico, continuadora de las pautas migratorias del siglo XVIII y previa a las migraciones en masa de finales del XIX. La expansión pesquera y comercial catalana por el mediterráneo hasta llegar al Golfo de Cádiz e Isla Cristina aparece aquí encardinada de algunos comerciantes catalanes a "saltar el charco" como se decía del Atlántico.
Hay una excelente investigación de esta corriente por parte de Yáñez Gallardo: "Saltar con red: la temprana emigración catalana a América "ca." 1830-1870" (Alianza, Madrid, 1996).